Parada
Un momento de pausa
un almuerzo de lejanía
en una jornada trastocada
por el sol abrazador.
Pocas voces del pensador,
mas en cada bocada
el zumbido del viento componía
la conversación sin causa.
Todos en el mismo lugar
descritos y cargados
agotados y quemados
uno insiste, no es muy sutil
pareciese la obsesión
de un delirio febril
pero sin alguna opción.
Uno es el que se queda
día a día con la pena
es una larga tragedia.
¿Ahora es la ocasión?
¿Es mañana o en abril?
Dos años de imaginación
de fantasía juvenil
sesgados y exagerados
exaltados y pisoteados...
Al parecer, sólo quería jugar.